sábado, 31 de enero de 2009

Órdago a la grande: ¿Justicia o leyes?





Miguel Ángel Moratinos y Tzipi Livni

¿Gemelos?.!No; ministros!

“La ministra Livni se congratula de que España haya decidido atajar la jurisdicción universal al prometer el ministro español de asuntos exteriores frenar al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, al cambiar la ley”( El País 31-I-09).

¡Mi gozo en un pozo!. No importa tanto que el asunto aún esté por ver ( el tiempo inmediato lo dirá) como la proximidad de intenciones de personas en cuyas manos está la voluntad de los gobiernos.

Hemos podido ver a lo largo del “reciente pasado” como los gobiernos, en lo referente al capitalismo, afinan perfectamente y conjuntan sus criterios al tiempo que expanden sus conciertos (económicos) más allá de sus fronteras estableciendo así la globalización del capitalismo. ¿Alguien ha protestado?.

También hemos observado como Estados Unidos continuamente trata de globalizar sus conflictos bélicos arrastrando siempre que puede a sus acólitos, laudatorios y deudores.¿Qué gobiernos se oponen a ello?.

Igualmente la ONU busca la globalización de la paz, del intervencionismo militar en misión de paz, de la remisión de la pobreza... ¿Algún gobierno lo rechaza?.

Podríamos seguir hablando de otras muchas globalizaciones bien aceptadas por la mayoria de los gobiernos: la Interpol, el deporte, las comunicaciones y los transportes, los medios de información, internet, el mundo del trabajo, médicos sin fronteras, Greenpeace, los congresos médicos, técnicos, cientificos, culturales, etc. ¿Alguien ignora hacia dónde caminamos?

Los aciertos y los fracasos humanos van siendo cada día más universales, más de todos y menos locales. La crisis económica de los EEUU ha arrastrado al mundo entero; el paro en la construcción de España ha dejado en desamparo muchas familias de otras naciones; la elección de Obama ha dado al planeta la ilusión de un mundo mejor... Las migraciones, el calentamiento de la tierra, la desforestación de la Amazonía… Y,en estas circunstancias, el Sr Moratinos y la Sra Livni, intentan frenar lo que, al menos para mí y pienso que para muchos ciudadanos, es la más importante de las globalizaciones: la jurisdicción universal.

Sea quien sea el delincuente; ocupe el puesto que ocupe; esté en el país que esté, debe respetar las leyes universales y estar sometido a su jurisdicción universal. La Justicia no puede ser “del color del cristal con que se quiera mirar”. La justicia no entiende de fronteras, ni de nacionalidades; la justicia no puede distinguir cargos, ni clases sociales. La Justicia es de naturaleza universal y, o es justa o no es justicia. Para lo otro, está “el Derecho”.

El Sr Moratinos, ministro de España y la Sra Livni, ministra de Israel, podrán cambiar la ley para frenar al juez de la Audiencia Nacional en su obligación de extender la mano de la justicia por todo el mundo. Evitarán con ello un posible conflicto político entre ambos paises ( !la política!) pero, en verdad, lo que harán es seguir mantenimiento un mundo injusto.

Jamás me he sentido más orgulloso de ser persona que cuando los jueces españoles atendieron las peticiones de justicia para encausar a Pinochet, a los militares argentinos y otros personajes similares…

No son los gobiernos y sí los tribunales de justicia los llamados a determinar quiénes han dilinquido y quienes no. Sí se cree en la justicia y se tiene fe en ella,¿por qué temerlos si uno es inocente?.

sábado, 17 de enero de 2009

La vida.



El juicio final


Cuando se es niño, no se piensa en nada después, con la adolescencia, se sueña en una vida dorada. Llegada la madurez, dependiendo del dedo que te haya tocado, tu ser se centra en llevar la familia adelante y situar tus hijos… Con la senectud llega el ajuste de cuentas de lo que has logrado.
El fruto obtenido será el árbol que no deja ver el bosque y el santo y seña de tu persona. Ese árbol hará de ti una persona inteligente, importante, un infeliz… Del triunfo al fracaso sólo hay un paso, una decisión que a veces ni el propio sujeto ha determinado. Esta es la vida: un juego de azar, un mar de circunstancias donde el hombre, como una frágil barquilla, se ve zarandeado y como frágil barquilla a veces se hunde y a veces arriba a la costa en mejor o en peor estado. Es el final.
Cuando en la senectud juntas tus manos para ver lo que la vida te ha deparado y te das de frente con el fracaso, este se instala en tu pecho, aleja el sueño de las noches y la triste realidad te hace callado; lo contrario, el triunfo, ensancha tu pecho, eterniza la sonrisa en tus labios y las palabras se hacen fluidas aunque antes faltaran. ¡ Milagros de la vida!.
El anciano del fracaso, envejece, no cumple años; en su inmaterial alma hay callos; camina torpemente, con pasos lentos y busca siempre, entre los árboles del parque, un banco, de madera o de piedra, da igual, un banco que por unos momentos le dé soledad y lo haga ingrávido. A su alrededor no hay flores, ni fuentes, ni patos; vive anclado en el pasado recordando siempre lo que pudo hacer y no hizo, lo que pudo ser y no ha sido. A veces, intenta aventar los recuerdos pero estos se han hecho garrapatas en su espíritu.
El viejo del fracaso no se quiere. Su mente le repudia, su pecho le rehúye, su alma, le sufre. De tarde en tarde, muy de tarde en tarde, una ráfaga de aire limpio refresca su mente, ahuyenta su pesimismo y endulza su cara. Una tímida sonrisa aflora en su boca y el viejo se emociona. Siempre hay pizcas de felicidad en una vida de cien años. El viejo del fracaso, tiene los ojos empañados. El otro, sonríe.