martes, 24 de febrero de 2009

La felicidad.




Conseguir la felicidad

Hay dos maneras de conseguir la felicidad; una, hacerse el idiota; otra, serlo. E. Jardiel Poncela.

Los días van pasando y el tiempo nos aplasta con su monotonía. Alguien lapidó la vida con la frase: ”Nada nuevo bajo el sol" y efectivamente, no hay nada nuevo, la vida sigue reduciéndose a más de lo mismo: unos que trabajan (idiotas) y otros que viven del cuento ( que aparentan serlo). Obviamente, a decir de Jardiel Poncela, todos buscan el objetivo último de la existencia: la felicidad.

A veces me pregunto ¿qué pasaría si los iditas dejaran de serlo?. Indudablemente se llegaría al caos: no funcionaría nada. La desdicha cubriría la tierra y todos, idiotas y aparentes, pasarían a fundirse en un amasijo humano donde la infelicidad sería perfecta. Sin idiotas no hay ni mucha ni poca felicidad, no hay felicidad posible. Son pues, los idiotas, la base fundamental de toda sociedad. Por ello y por el bien de todos, dejad a los idiotas ser idiotas, no los desperteis no vaya a ocurrir que quieran dejar de ser idiotas.

¿Qué sería de los falsos políticos, de los burócratas a dedo, de los funcionarios innecesarios, de los teóricos sindicalistas, de los gremios privilegiados (que los hay), de los rentista, de los prejubilados y de los otros… ?. ¿Cómo alimentar a tantos seres humanos?

Cuarenta años de dictadura dieron tiempo para soñar e imaginar un mundo mejor en donde la sociedad fuera algo más que una tarta rodeada de moscas de la que todas quieren comer a la vez. Naturalmente la tarta la hacen los idiotas y los “aparentes” son las moscas.

Es asombroso ver políticos para los que no pasan los años. Permanecen impasibles al paso del tiempo pegados a sus sillones o aferrados a sus altos cargos como diciendo: “después de mí el caos”. Algunos de estos personajes evocan al Cid montado en su caballo después de muerto pero, como se suele decir “cualquier parecido es pura coincidencia”. Aquel Cid ganaba batallas para su reino pero los de ahora solo ganan batallas para sí mismo; aquel Cid era singular, los de ahora sobran.

¿Son en verdad imprescindibles estos “Cid” ?. En España hasta los idiotas saben que a rey muerto; rey puesto. A los idiotas les gustaría que de cuando en cuando se abrieran las ventanas y entrara aire fresco.. Están cansados de aguantar personajes que piensan que ser idiota es lo mismo que ser amnésicos y si no, ¿cómo explicarse la permanencia de políticos que: hablan de moral cuando en su momento no la ejercieron; que hablan de honradez aún cuando los están deteniendo; que piden moderación en el gasto cuando se ponen sueldos alucinantes, despachos de ensueño, coches blindados?. Son políticos que confunde el servir al pueblo con el servirse del pueblo
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Cada vez son más frecuentes en la política: los figuras, los oligarcas, los demagogos, los parientes, los amiguismos, arribistas o trepas, los oportunistas, los mediadores, etc... Son los “aparentes” que dejan boquiabiertos a los idiotas. ¿No sería bueno, llegados a la situación en que estamos, que se creara un COLEGIO PROFESIONAL y con él un CÓDIGO DEONTÓLOGICO para velar por la correcta práctica de los PROFESIONALES DE LA POLITICA?. ! Ironía de ironas!

El fin “único” de la política es el de proporcionar bienestar a todos los ciudadanos, no a unos pocos y los partidos, los medios para conseguirlo. Quien no lo entienda así, está equivocado. La democracia nació, débil, llena de dificultades, con amenazas constantes de aborto, sólo los constantes desvelos de muchos “mártires” consiguieron mantenerla con vida. Su salud, no es perfecta, siempre está sujeta a recaídas. Los partidos, principales agentes de su fortaleza, no pueden bajar la guardia. Deben ser congruentes con ellos mismos y tener claro que no todo sirve ni todos valen. Han de expurgar constantemente a sus afiliados, a sus ministros, a sus diputados, delegados, alcaldes, concejales… De no ser así mucho me temo que todos estén de sobra. Lo que más le duele al lerdo es que le llamen burro pues por favor, no demostréis a los idiotas que son idiotas