sábado, 21 de marzo de 2009

LA CORRUPCION O LA PESTE INSTITUCIONAL.

De ratas, ratones y otros roedores.

No se había concluido con el episodio de los “espías” madrileños y de los cheque -trajes valencianos, cuando hete aquí que surgen los haceres de Alcaucín, los de La Muela de Aragón y ahora, con el cuerpo aún caliente, el de Elche. La facilidad de reproducción de la corrupción en España es similar a la de las ratas, ratones y otros roedores.
Este país no progresará en I + D pero lo que es en podredumbre cada año, por no decir cada día, nos superamos. Si el año pasado ocupamos el puesto 28 como país menos corrupto, ¿dónde nos hallaremos este año con el diluvio que ha caído?.
Recuerdo cuando chico que se decía, naturalmente que en voz baja y al oído, aquello de: “en el gobierno de Franco el que no roba es manco”. Claro que en aquel entonces, como todos sabemos, era difícil tomar de las arcas públicas porque primero, había poco y enseguida se notaba y segundo, porque con aquello de que todo estaba atado y bien atado, y algunos se lo creían, quien era el guapo que metía la mano. De todas formas me consta que hubo parientes y amigos y ya se sabe: ¡dónde hay confianza...!
No tengo datos para hacer comparaciónes entre ambos periodos pero hoy, con la democracia, también algunos se han tomado demasiada confianza y han confundido el poder político con el poder omnímodo. Confusión que a algunos se les ha indigestado tanto que han llegado a creerse listos cuando no son sino meros "listillos". Listillos a los que la democracia les ha dado la oportunidad de ser algo y a la que ellos han correspondido metiendola mano. Y lo han hecho en lo más sagrado: en los caudales públicos.
En tiempos de Franco al menos quedaba el consuelo que por la proximidad de la guerra había bastantes mancos por todos lados pero ahora, ¿qué consuelo nos queda?. ¿No volverlos a votar? pero si estos se reproducen como roedores…
Todos sabemos el daño que supuso para la humanidad la aparición de la peste bubónica. Aquella enfermedad, trasmitida por las ratas, trajo muertes, padecimientos y sufrimientos por lo que se convirtió en un mal cuyo rebrote había que prevenir y gracias a Dios, con buenas medidas y eficientes decisiones aquella peligrosa epidemia se erradicó. ¿ Porqué no aplicar buenos controles y eficientes leyes con estas ratas de ahora que están llevando a sus conciudadanos la apatía al sistema y la desconfianza en sus leyes ?.
La insensibilidad social y el egoísmo personal de unos pocos está socavando la ilusión y las esperanzas de unos muchos y la democracia se basa en las mayorías y, si estas dejan de participar, ¿a donde iremos a parar ?. Estas ratas humanas son más peligrosas que las irracionales y si a estas se las elimina con raticidas ¿ qué habría que hacer con las otras?.
Hoy está claro que los principios éticos y morales que conforman la pertenencia a una ideología no se dan en gran parte de los militantes de los partidos y por ello a nadie extraña que los tránsfugas sean el pan nuestro de cada día; del servicio a los partidos algunos "espavilados" han pasado a servirse de los partidos; obstentar el poder o un cargo, hoy en día se entiende como una bicoca con salarios de alto ejecutivo.
Lo que antes se entendía por sacrificio y entrega a un ideal hoy se han convertido en un placebo aliciente burocrático que al igual que los grandes amores no se abandonan nada más que por fuerza mayor. Los sillones se pegan como taparrabos. Podía citar muchos políticos en estas circunstancias pero prefiero dejar que cada cual mire a su alrededor. Los hay por todos lados: nacionales, autonómicos y locales Los hay, que cambian de cargo; otros, lo dejan pero se arrepienten y enseguida vuelven; otros, en sus feudos autonómicos ahondan raíces, robustecen el tronco y hacen crecer y crecer sus ramas aunque sus frutos, la más de las veces, sean escasos. Unos y otros se han hecho funcionarios sin oposición pero funcionarios con altos sueldos y mejores estatus. Así, ¿quién se extraña que mantengan la premisa de: “yo sigo”?. Cierran así el paso a los jóvenes portadores de nuevas ideas, nuevos modos y de aire fresco.
No soy fatalista; simplemente aviso. Por unas u otras circunstancias la sensibilidad democrática va cediendo y la fe en los políticos cayendo. Pronto tendremos el barometro de las elecciones europeas. Veamos entonces las abstenciones.

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